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El amaranto tiene un sabor suave y terroso, con una textura ligeramente crujiente cuando se cocina adecuadamente. Se puede utilizar en sopas, guisos, ensaladas, como relleno para vegetales, y se puede hacer en puré o en galletas. También se puede utilizar para hacer harina y se puede utilizar como sustituto de la harina de trigo en recetas de pan y otros horneados. Además, las hojas de amaranto son comestibles y se pueden utilizar como verduras en ensaladas y platos de cocina.
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El amaranto es originario de América Central y del Sur y se ha cultivado durante más de 8.000 años. Los antiguos aztecas y otros pueblos precolombinos lo consideraban una planta sagrada y lo utilizaban tanto como alimento como en ceremonias religiosas. Desafortunadamente, durante la conquista española de América, los conquistadores prohibieron su cultivo y consumo al considerarlo una planta pagana asociada con prácticas religiosas indígenas. Sin embargo, afortunadamente, la planta nunca se extinguió por completo y aún se cultiva y consume en muchas partes del mundo.
El amaranto es una planta anual que pertenece a la familia de las Amarantáceas, que incluye más de 60 géneros y 900 especies. Hay varias variedades de amaranto, entre las más conocidas se encuentran el amaranto común (Amaranthus retroflexus), el amaranto de hojas (Amaranthus hybridus), el amaranto rojo (Amaranthus cruentus) y el amaranto blanco (Amaranthus albus). Es una planta resistente que se adapta bien a una amplia variedad de condiciones de cultivo, lo que la hace atractiva para la agricultura sostenible.
El amaranto es una fuente rica en proteínas, fibra y nutrientes, lo que lo convierte en un alimento nutritivo y beneficioso para la salud. Contiene una gran cantidad de lisina, un aminoácido esencial que se encuentra en cantidades limitadas en otros granos. También es rico en hierro, calcio, magnesio y vitaminas del complejo B. Además, el amaranto contiene antioxidantes y compuestos antiinflamatorios que pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer, así como propiedades antidiabéticas que pueden ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre.
El amaranto se puede utilizar tanto como un grano como en hojas frescas en una amplia variedad de platos. Los granos de amaranto se pueden cocinar como arroz, agregar a sopas y guisos, o moler en harina para hacer panes y pasteles. También se pueden inflar como palomitas de maíz para hacer un aperitivo saludable y sabroso. El amaranto es muy versátil en la cocina y puede usarse en forma de semilla, harina o aceite. Su sabor suave y ligeramente dulce y su textura crujiente o esponjosa lo hacen ideal para ensaladas, sopas, guisos, cremas, panes, galletas, tortitas, barritas energéticas y bebidas.
Estos son los ingredientes que necesitas:
Y estos son los pasos a seguir: