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La belleza de la flor de pensamiento
La flor de pensamiento es una flor comestible que se distingue por su apariencia de cara y sus vivos colores que van desde el amarillo hasta el violeta. Su sabor delicado y ligeramente dulce evoca notas de menta o regaliz. Esta flor es versátil y puede disfrutarse cruda o cocida, añadiéndose a ensaladas, sopas, cremas, postres o bebidas. Además de su atractivo visual, la flor de pensamiento es una fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes, con propiedades depurativas, antirreumáticas y expectorantes. Su uso en la decoración de platos añade alegría y diversión, proporcionando un toque de color y sabor.