El calabacín, también, es una hortaliza muy versátil en la cocina. Tiene una textura suave y cremosa y un sabor delicado que lo hace ideal para preparar platos salados y dulces. Se puede cocinar de diversas formas, como a la parrilla, salteado, hervido, asado o crudo, y es un ingrediente común en ensaladas, guisos, sopas, purés, pastas, tortillas y más.
Una de las recetas más populares con calabacín es la famosa pisto, un guiso provenzal que combina calabacín con otros vegetales como berenjenas, pimientos, cebollas y tomates. También es común usar el calabacín en platos de pasta, como en la clásica pasta alla Norma, donde se mezcla con berenjenas y tomates.
El calabacín se presta a experimentar con distintas combinaciones de sabores y texturas en la cocina, ya que puede ser acompañado por una gran variedad de hierbas, especias, quesos, carnes y mariscos.
Historia
El calabacín es originario de América Central y México, y fue uno de los principales cultivos de la cultura precolombina. Fue llevado a Europa por los conquistadores españoles en el siglo XVI, y desde entonces se ha extendido por todo el mundo.
En sus inicios, el calabacín se utilizaba principalmente para su semilla, la cual se usaba como alimento y para fines medicinales. Con el tiempo, se disfrutarán las propiedades nutritivas y culinarias de la planta, y se comenzará a consumir tanto la fruta como la flor.
Salud
El calabacín es una hortaliza muy nutritiva y saludable, ya que es rico en vitaminas y minerales como el potasio, la vitamina C y el ácido fólico. Además, es bajo en calorías y rico en fibra, lo que lo hace ideal para una dieta equilibrada.
El calabacin es tambien rico en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios que pueden ayudar a prevenir enfermedades cronicas como enfermedades cardiovasculares, cancer y diabetes.
Agricultura y botánica
El calabacín pertenece a la familia de las cucurbitáceas, al igual que el pepino y la sandía. Existen varias variedades de calabacín, entre ellas el calabacín redondo, el calabacín alargado y el calabacín amarillo.
El calabacín es una planta anual que se cultiva en climas cálidos y templados, y se puede sembrar en primavera y verano. Requiere de un suelo bien drenado y rico en nutrientes, y debe ser regado periódicamente para evitar la deshidratación de la planta.
Calabacines al horno con queso parmesano, ideales para un entrante, una guarnición o una cena ligera. Son muy sabrosos y crujientes.
Ingredientes para 4 personas:
2 calabacines medianos
100 g de queso parmesano rallado
Sal y pimienta al gusto
Aceite de oliva virgen extra
Preparación:
Precalienta el horno a 220ºC y cubre una bandeja con papel de horno o de aluminio.
Lava los calabacines y córtalos en rodajas finas. Colócalos sobre la bandeja en una sola capa y salpimiéntalos al gusto.
Espolvorea el queso parmesano rallado sobre cada rodaja de calabacín, cubriéndolas bien.
Hornea durante unos 10 minutos o hasta que el queso esté bien dorado y crujiente.
Sirve los calabacines al horno con queso parmesano calientes o templados, acompañados de una ensalada verde si te apetece.